Sábado Santo

Sábado Santo

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Con la Soledad a hombros

A.C Ciudad de los Amantes

Baile de Jota

Baile a la Virgen a cargo de la A.C. Ciudad de los Amantes

El sábado es el día de la Semana Santa de Teruel donde la cofradía de Nuestra Señora de la Soledad cobra verdadero protagonismo. Terminadas las escenas de la Pasión y a la espera de la Resurrección de Jesucristo, la Virgen de la Soledad, muestra con riguroso luto y sobriedad sus lágrimas por su Hijo perdido.

La advocación de la Soledad tiene su origen en la capilla frente al Calvario en que, según una tradición, María estuvo viviendo en el Calvario hasta la resurrección de Jesús; contemplando los clavos y la corona de espinas en triste soledad. De ahí la iconografía de esta Virgen Dolorosa: La Virgen se viste de negro y llora, en silencio, contemplando la corona de espinas y los 3 clavos de Cristo en la Cruz. La daga o puñal sería la representación del séptimo dolor… el último, después de que su hijo le haya confiado a nosotros como hijos suyos. De ahí que La Virgen María sea gran interlocutora entre nosotros y el Padre y a través de ella podamos elevar nuestras plegarias.

El baile de la Soledad

Nadie sabe en qué año exacto se empezó a bailar la Virgen en la Plaza del Torico, pero fue a finales de los años 80, ni la razón. Parece ser que fue por iniciativa de aquellos peaneros, que no pudieron contener la emoción de oír los tambores y empezaron a mecer la peana y de ahí se pasó al Baile.

La Virgen baja despacio por el Tozal, entre la muchedumbre que aguarda. Entrar en la plaza es difícil hasta que el jefe de la peana la coloca al lado del balcón de Muñoz. Donde la Agrupación Ciudad de los Amantes, le dedica un par de jotas. En ocasiones, hay alguna pareja de bailadores que se sitúan al frente de la peana y le bailan una jota dedicada.

Después la Banda de Tambores y Bombos se coloca en círculo y empieza a interpretar la Retreta de la Virgen. Los peaneros mecen a la Virgen al ritmo de los tambores y la bailan al son de los bombos. Son 5 minutos intensos y emocionantes que hacen que la plaza, repleta de gente, rompa a aplaudir a la Virgen de la Soledad.

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Una parte del baile a la Soledad

El besamanos y la Salve Regina

Salve Regina,

Mater misericordiae

Vita, dulcedo, et spes nostra, salve

Ad te clamamus, exsules filii Hevae

Ad te suspiramus, gementes et flentes

In hac lacrimarum valle

Eia, ergo, advocata nostra,

illos tuos misericordes oculos

ad nos converte

Et Jesum, benedictum fructum

ventris tui

Nobis post hoc exilium ostende

O clemens

O pia

O dulcis Virgo Maria




Plaza del Torico en Sábado Santo

Plaza del Torico en la noche de Sábado Santo

La procesión concluye con dos gestos de piedad popular, expresión pública de la profunda devoción y cariño a la Madre, a la vez que, oración y súplica para que interceda ante su hijo, Nuestro Señor, para que nos bendiga y acompañe en nuestro caminar terrestre.

La Salve es una de las más populares y conocidas oraciones católicas a María la Madre de Jesús. Desde antiguo ha sido tradicionalmente rezada y cantada como oración vespertina para implorar que vuelva a nosotros “esos sus ojos misericordiosos” y para que por su clemencia, piedad y ternura podamos alcanzar, un día, las promesas de Nuestro Señor, Jesucristo. La cantan los cofrades de La Soledad al final de la procesión con el deseo de unirse a la Soledad de la Madre que, en ese día junto al sepulcro de su hijo, espera expectante y esperanzada su resurrección. Y, con las palabras del ángel en la anunciación, saludan a la Madre, que es para nosotros en este valle de lágrimas, vida, dulzura y esperanza nuestra. A punto de terminar la procesión suplicamos, pues, a nuestra abogada e intercesora, que nos muestre el camino para llegar a Jesús, fruto bendito de su vientre, y como ella, nos ayude a mantenernos fieles en este destierro.

Finalizamos la procesión con el besamanos de la Medalla de Nuestra Señora de la Soledad. El besamanos es un acto de adhesión a una persona superior. Es una manera de venerar a la Virgen acercando su medalla a nuestro rostro para besarla. La medalla es un signo exterior que muestra la relación especial, filial y confiada, que se establece entre la Virgen, Reina y Madre, con los cofrades de la Soledad que se confían a ella con total entrega y que recurren con toda confianza a su intercesión maternal. Es un gesto piadoso que muestra visiblemente la primacía de la vida espiritual y la necesidad de la oración para vivir plenamente nuestra fe cristiana. Por eso en el beso que depositamos en las manos (medalla) de Nuestra Señora de la Soledad ponemos nuestra vida, nuestros anhelos y esperanzas, nuestras penas y tristezas, nuestras promesas y compromisos para que con su intercesión y ayuda maternal, el Señor nos haga capaces de entender, aceptar querer y cumplir, como María, siempre su voluntad.

Blas M. Sanz Yagüe

Entrada a Plaza las Monjas

Entrada a la Plaza Cristo Rey para cantar la Salve y realizar el tradicional besamanos

Entrada de la Virgen a San Martin

Entrada de la peana grande con la Virgen de la Soledad

a la Iglesia de San Martín